24.2.09

Volar sin alas

Escena 1.
Camino a casa.

El tráfico no nos permitía pasar, parecía que los coches
nos impedían llegar a aquel lugar; Presionados por el tiempo,
“el” pisaba el acelerador, mi hermana (esta vez no tan tranquila)
desesperaba igual que yo…
Mi teléfono sonó, más presión, más presión,
un auto muy lento delante,
una patrulla a los costados buscando presa,
el teléfono de nuevo sonó:
-Dense prisa no llegan- dijo esa desesperada voz.
“El” estacionó el auto, mientras yo corría a la entrada
de aquella maldita casa, para encontrarme con la escena
más devastadora en mi vida: Acostado, frío e inmóvil,
yacía mi padre muerto sobre su suave cama.
Corrí a sentir el último calor en su cuerpo,
tratando de sacarle la vida por los ojos,
esperando encontrar un adiós en sus labios,
un apretón en sus manos, una última caricia,
un suspiro… una pequeña sonrisa.
Nada encontré, solo sentí que acababa de irse,
su olor impregnaba aquel cuarto,
sus ojos opacos, mirando al infinito, no podía ya volver.
El no sentía más dolor… Debía estar agradecida, en vez de eso,
estaba muy enojada por no haber llegado a despedirme de el.

Imaginar que podía volar, volar sin alas, era lo único que me quedaba...

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